sábado, 18 de julio de 2015

Buenas noches Carla: capítulo 3

13/9/2015

Menudo sábado mas movidito, ya son las 6 de la tarde del domingo y lo único que he hecho  en todo el día ha sido dormir y estar tirado en el sofá. Ayer hice los deberes del fin de semana y después me preparé para la fiesta. Había quedado con Megan a las 10 pm en el ayuntamiento del pueblo que está cerca de la casa de su amigo. Se oía mucho la música antes de llegar a la casa de su compañero de clase. La fiesta ya había comenzado y había llegado mucha gente. Todo el mundo se lo estaba pasando muy bien, música, alcohol y drogas. Megan me presentó a sus amigos. Uno de ellos era Rodrigo, él pasó mucho tiempo contigo en tu último curso. Yo pensaba que estabais de rollo pero como nunca me dijiste nada, pues no tengo ni idea. Estaban fumando marihuana y fumé un poco, no estaba acostumbrado a fumar y enseguida me puse muy feliz. Lo que no me esperaba es que se sacaran cocaína y se esnifaran unas rallas. Megan me ofreció un poco y se que esta mal, mira lo que te pasó a ti, pero quería saber porque lo hacías. Me sentí muy bien y olvide ese sentimiento de culpa que siempre me acecha. Todos estaban bailando, yo estaba borracho y muy mareado sentado en el sofá, veía todo moverse para todos los lados. Ví acercarse a Megan hacia mí, ella parecía estar bien, y se sentó encima mía muy insinuante. Empezó a besarme en el cuello y luego nos besamos. Se levantó del sofá y me agarró de la mano y subimos las escaleras. Yo las subí como pude. Entramos a una habitación pero ya estaban otras dos personas dentro. Abrimos otro puerta y esa habitación estaba vacía. Pasamos a la habitación y me tiró en la cama. Se quitó la camiseta, cogió un condón de los vaqueros, se los sacó de entre las piernas y después se quitó los tacones. Después me indicó que hiciera lo mismo. Me quité la camiseta, tiré los deportivos a la pared y después me bajé los bóxer slip y mis vaqueros. Me empujó de nuevo hacia la cama y se colocó encima mía. Rompió su tanga y se desabrochó el sujetador. Después eché el mejor polvo de mi vida. Nos quedamos tirados en la cama, exhaustos y cansados.

Un rato después me levanté de la cama y fui rápidamente al baño a vomitar. Después de vomitar me encontré mucho mejor. Cuando volví a la cama Megan ya estaba vestida y me tiró mis calzoncillos. Me los puse y me acerqué a ella bailando arrítmicamente y ella empezó a reírse. Bajamos a la planta de abajo y todo el mundo se había ido. Sólo quedaban los amigos de Megan que todavía seguían fumando. Yo estaba tan cansado que me despedí rápidamente de ellos y de Megan y me fui a mi casa. 

Hoy te escribo antes porque lo que voy a hacer ahora va ser ver la televisión y estar con el móvil. Mañana comenzamos la semana otra vez, que pocas ganas.


Buenas noches Carla.

sábado, 11 de julio de 2015

Buenas noches Carla: capítulo 2

11/9/2014
Las primeras clases de esta mañana han sido un aburrimiento, no he escuchado nada de lo que han dicho. En el recreo nos hemos juntado todos en el banco, después de tanto tiempo parecía que el grupo se empezaba a unir de nuevo. Estaba hablando con Christina cuando por la cuesta vi bajar a Megan. Vestía con una falda negra corta y una camiseta con la señal de prohibido el paso. Le salude a lo lejos y ella se acercó hacia nosotros. Me dio dos besos a mi y otros dos a Christina. Estuvimos hablando los tres un rato largo. Ella era nueva y estaba en segundo de bachiller por eso no me sonaba de nada. Me ha explicado que lleva toda la vida actuando y que se quiere dedicar a ello igual que yo. Después nos ha invitado a una fiesta de su amigo que es el sábado. Christina no podía pero yo no tenía nada que hacer así que acepté ir encantado. Tocó el timbre y cada uno nos fuimos a nuestras clases y más tarde a nuestras casas.

Esta tarde he ido al cementerio a visitarte, te echo de menos. He estado más de una hora mirando el año de tu fallecimiento. No puedo parar de pensar como pude dejar que te pasara eso en la fiesta de nuestra graduación, no recuerdo donde estaba y tampoco donde te habías metido tú. Te juro que voy a descubrir que paso esa noche.

Ya es de noche, estoy un poco nervioso por la fiesta de mañana. Voy a conocer a gente de segundo y me han dicho que las fiestas de este chico son lo mejor de lo mejor. Me voy a dormir ya.


Buenas noches Carla.

viernes, 10 de julio de 2015

Dudas

Comienzan a parpadear mis ojos, tengo la cabeza apoyada en el escritorio con todos los apuntes encima de la mesa. Me restriego las manos en la cara para despertarme. Otra vez me he quedado dormido encima del escritorio, ya es la segunda vez que me ocurre esta convocatoria. Porque sí amigos, todos los alumnos de la universidad nos enfrentamos a las peores semanas de nuestras carreras. Cuatro semanas en la que tienes tantos exámenes que no puedes salir de casa para no distraerte del mundo o pasarte encerrado en la biblioteca todo el día. Algunos de nosotros sobrevivimos gracias al café y a los red bulls mientras que yo soy mas de te.

En esta época es cuando te planteas si de verdad te gusta la carrera o si te gustaría más otra. Te pasas muchas horas estudiando para aprobar los exámenes pero cuando eso no ocurre y suspendes te preguntas si eres lo suficiente inteligente para seguir aquí.

Parece que ya no ves otra salida que parar de estudiar, que ya no vas a aprobar nada pero NO ES ASÍ.

Es nuestra cabeza la que esta bloqueada, tenemos que pensar que esta carrera es la que nos gusta de verdad y que mas da si algunos exámenes nos han salido mal, hay mas oportunidades.

Sin embargo otros caen y paran de estudiar, piensan que en la segunda matrícula ya se la sacaran y otros cuantos se salen de la carrera para estudiar lo que les gusta de verdad.

No os voy a mentir yo he pasado buenos y malos momentos este primer año de universidad. Me he reído, he salido de fiesta pero también he pasado bajones durante los exámenes y pensar que no sería capaz de sacarme la carrera. Pero siempre pienso, Javi a ti te gusta esta carrera tienes que seguir y demostrarte que puedes con ello.

domingo, 1 de junio de 2014

I

A veces creo que puedo volar, otras veces parece que mis alas se frenan y caigo contra el suelo. Mis sentimientos me guían y yo me dejo llevar por ellos. Solo intento escapar de la sombra que me persigue, solo quiero encontrar la felicidad.

domingo, 9 de febrero de 2014

Buenas noches Carla: capítulo 1

10/2/2014

Nuevo curso escolar, nuevo año lleno de nuevos momentos inolvidables. Momentos que compartir, momentos para reír pero también momentos para llorar. 

Soy Joe Mather, tengo 16 años. Vivo en un pueblo costero del mar Mediterráneo. Hoy ha comenzado un un nuevo año escolar en el instituto. Como ya sabías hoy nos tocaba empezar 1º de Bachiller. Tu querías estudiar por letras sin embargo a mi siempre me han gustado más las ciencias. Me he levantado de la cama y me he vestido. He desayunado, me he arreglado y me he cepillado los dientes. He pasado por al lado de tu portal pero tu ya no estabas esperándome. Me entristeció ver que nadie salía corriendo porque llegaba tarde a clase. No has cumplido tu promesa de ir todos los día juntos al instituto pero siempre estarás presente para mi. Recorrí varias calles hasta llegar al centro escolar. La primera clase ha sido tutoría. Nos han explicado en que consiste bachiller y como debemos enfrentarnos a estos dos últimos años que nos quedan para ir a la universidad. Después me ha tocado lengua castellana. No sabes quien me ha tocado de nuevo, de nuevo El Pecoso, se que no te caía bien. Ahora va de buena persona pero a mi me tiene echado el ojo desde secundaria. Llegó la hora del patio y bajé al banco, ese banco donde podíamos deprimirnos juntos o empezar a llorar de la risa. Es duro no verte ahí cuando llego o no verte venir con esos aires de inteligente y tu melena rubia removida por el viento. He estado con los demás, todo ha cambiado pero es comprensible. Tu marcha ha dejado un hueco vacío en nuestros corazones. No he podido evitar pensar en ti y he acabado llorando en los hombros de Christina. Las cuatro siguientes horas han pasado tan lentamente, parecía que el tiempo no pasaba.

Después de comer en mi casa he ido a la escuela de teatro del pueblo. Como todos los años, el escenario estaba reluciente. Sabía que lo estaría. Entré al lugar de ensayo y no me equivocaba. Siempre llegábamos los primeros, esta vez solo yo. No me había dado cuenta de que yo no era el primero sino una chica nueva que estaba sentada en un taburete. Ella tenía el pelo corto y moreno con unos ojos verdes que me hacían recordar un prado verde en primavera. Nos tuvimos que presentar todos, bueno en realidad solo ella. Los demás nos conocíamos de antes. Se llama Megan  Martínez y se ha mudado desde Madrid aquí. Se que si me hubieras visto mirarla me hubieras pegado un puñetazo pero no pude evitarlo porque ella es hermosa. Cada uno de los actores del grupo de teatro teníamos que realizar un corto sobre un tema libre. Mi monólogo estuvo decidido desde el principio, realicé la interpretación de Peeta Mellark sobre el amor que siente hacia Katniss Everdeen. Siempre he pensado en dedicarme al teatro como profesión, se que nunca te lo dije pero tampoco lo tenía muy claro. Cuando Megan subió al escenario y empezó a interpretar a una mujer que defendía los derechos de la mujer no pude sentir más admiración por ella. Te hubieras llevado genial con esta chica.

Ya en casa me puse a hacer todos los deberes del día siguiente pero los ojos verdes de Megan no me dejaban concentrarme. No parecía la típica chica superficial que se deja llevar por los prototipos de hoy en día. Bajé a cenar y me duché. Me tumbo en la cama y me preparo para dormir.

Voy a empezar a escribir este diario porque se que era tu mayor afición y porque realmente querías vivir esta etapa junto a mi. Desde que te has ido no he parado de pensar que fue culpa mía, que quien tenía que haber fallecido era yo. Se que no te gustaría que pensara así pero no puedo evitarlo. Te quiero demasiado.

Buenas noches Carla.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Redams: capítulo 6

Mi mente estaba atascada, mi cuerpo empezó a moverse y me lancé a la piscina. Empecé a esparcir todas las hojas para que no se viera lo que estaba escrito y por momentos creía que me iba a descontrolar. Hasta que exploté y empecé a golpear el agua.

- ¿¡Qué pasa en este lugar, porque me pasan cosas sin sentido!? ¡No aguanto más! ¡Me voy a volver loco! – grité yo desesperado.

Britanny se tiró a la piscina para ayudarme pero estaba tan centrado en gritar y desahogarme que no me di cuenta. Yo seguía pegándole al agua golpeándolo con tanta fuerza que sentía que mis nudillos empezaban a gritar de dolor. Comencé a notar como alguien intentaba agarrarme los brazos pero no lo conseguía hasta que me agarró la mano derecha. A continuación la muñeca izquierda y pude oír sus palabras tranquilizadoras y sus manos pasando por detrás para agarrarme mi espalda, su cabeza se apoyó en mi hombro derecho y yo solo quería aferrarme a ese abrazo por siempre.

- Nathan tranquilízate, todo va a salir bien, hazme caso – dijo ella con una voz serena.

La sirena del instituto sonó de nuevo, todos los profesores y alumnos podían volver a sus respectivas clases y seguir el horario  como todos los días.

 Britanny me soltó y de un salto salió de la piscina, yo me acerque a ella para no quedarme solo. Ella me ofreció su mano para salir del agua. Agarró mi mano quedando entrelazadas y me impulsó hacia arriba.

- ¿¡Porque te has tirado al agua!? No sabes si eso era para ti – dijo Britanny.
- Como no va a ser para mi, hay algo que me ha guiado hasta aquí – dije yo.
- Hagamos como que esto no ha pasado- dijo ella.

Después de salir de la piscina, más tranquilo, fuimos al vestuario a ver si teníamos ropa de recambio. Entré al vestuario de hombres y todo había vuelto a la normalidad. Los grifos estaban relucientes, las duchas igual que siempre y los inodoros estaban ocultos por las puertas de madera que los escondían.

- Esto me da un poco de miedo con lo que me paso ayer, este lugar a cambiado para mí – pensé yo.

Me acerqué hasta mi taquilla, la abrí y por suerte tenía el bañador del día anterior y una camiseta. Me sequé como pude con papel higiénico. Me cambié rápido para que nadie me descubriera. Cuando salí del vestuario vi salir a Britanny del vestuario de chicas con una camiseta de tirantes rosa y unas mayas azules.

- Veo que tienes un arsenal de ropa en tu taquilla- dije yo.

- Creo que tengo una ropa preciosa en mi taquilla ¿vale? – dijo ella en tono sarcástico y nos empezamos a reír.

Tocamos  a la puerta de la clase y nos sentamos en nuestros sitios. No fuimos los últimos en llegar, a pesar de todo, la mayoría de nuestros compañeros se quedaron observándonos cuando no entramos con el uniforme escolar. El profesor nos miró con mala cara. Entre los alumnos, uno de ellos, se quedo fijo mirándome con cara amenazadora. Su nombre es Elías, alto y bien musculado de ojos castaños oscuros y pelo negro carbón. 

Tocó el timbre, era hora de ir al recreo, la clase de Matemáticas ya había terminado. El patio era muy grande, cuando salías por la puerta principal podías ver dos pistas de fútbol en las que también había canastas. Todo el patio estaba lleno de árboles en los que se podía descansar plácidamente. La cantina estaba a mano derecha pasando por un pasillo ancho con grandes posters sobre el colegio, un lugar con una única salida.


Iba de camino a la cantina cuando aparecieron los matones del instituto detrás de mí, no había nadie por ese pasillo cuando todo ocurrió. Uno de ellos me arrojó una botella de agua dejando toda el agua esparcida por el suelo, empezaron a rodearme y no podía hacer nada. Estaba acorralado y no podía salir de esa situación, no conocía a ninguno de ellos así que no tenía ninguna oportunidad de intentar razonar con ellos. El más alto se acercó a mí dispuesto a golpearme en toda la cara y como auto reflejo levante las manos pidiendo que parase. Su pierna no logró golpearme porque no consiguió levantarla, todo el suelo se había congelado y sus piernas se habían quedado pegadas en hielo. Salí corriendo de ahí sin mirar hacia atrás, no sabía lo que ocurría pero si tenía claro uno cosa, eso lo había provocado yo. Estaba asustado y solo, muy solo. Salí corriendo buscando a Britanny, necesitaba estar con ella. La vi con sus amigas pero eso no me importo, me acerque a ella y sin decirle nada, la abracé.

- ¿Qué pasa? – dijo ella.
- Te necesito – le susurré al oído.
- Vayamos a otro lugar – dijo ella.

Me agarró la mano y caminamos hacia un lugar apartado de todas las personas y nos sentamos en el césped.

- ¿Qué ha pasado? – dijo ella.
- Creo que venir a este pueblo no me está haciendo nada bien a mi mismo – dije yo.
- ¿Por qué dices eso? Me has conocido a mi – dijo ella mientras me agarraba la mano.
- ¡Me está convirtiendo en una persona horrible! – grite desesperado.
- Tú no eres una mala persona, yo te quie… - intentado decirme lo que sentía.

La interrumpí, no quería que me mostrara sus sentimientos, si lo decía en voz alta se haría realidad. No podía hacerle daño, yo la quería pero no sabía lo que sentía por ella.

- No lo digas, por favor. Acabo de… - dije yo.

Quería contarle todo pero no podía, si se lo contara no podríamos ser felices y todo sería un caos.

- Lo siento mucho pero si estas cerca de mí te haría daño y yo no quiero que te pase nada – dije yo acercándome a ella.

La besé apasionadamente y no quería que terminara. Separé mis labios de sus labios, me levante y me aleje de allí mientras oía llorar a Britanny. Con ese beso me di cuenta que la quería pero eso era lo mejor.
Tocó el timbre indicando que había terminado el recreo y teníamos que volver a clase. No recuerdo que asignatura era, solo entre, me senté y esperé a que terminara. Solo quería volver a casa y tirarme a la cama. Veo entrar por la puerta a Britanny, sus ojos están rojos, se notaba que acababa de llorar. Sus amigas le acompañaban animándola, ella no me dirigió ninguna mirada. Se sentaron de tal forma que no podía verla, yo solo quería acercarme y decirle lo que me pasaba.

Se terminaron las clases y como todos los días, todos los niños y adolescentes corrían en manada hacia la salida del instituto y yo me quedaba sentado en un banco. Esperando a que se fuera la gente. Cuando veía que todo el mundo se había ido, cogía la mochila y me iba de camino de casa por mi recorrido de siempre. Me apoye en la valla del paseo marítimo y me quedé fijo mirando el mar. Mientras que miraba el mar me di cuenta de que había una persona en la arena, una chica con el pelo castaño que llevaba una camiseta de tirantes rosa, era Britanny. Me atreví a bajar e iba caminando por la arena sin saber que decir ni cómo actuar. Me senté a su lado y sabía que no se había enterado de que estaba a su derecha.

- Lo siento mucho Brit – dije yo.
- ¿Qué haces aquí? Tú no quieres saber nada de mí – dijo ella entristecida.
- Te quiero pero me están ocurriendo cosas muy raras y no sé cómo controlarlas, todo está fuera de control – dije yo.
- Deja que decida lo que es mejor y peor para mí, te ayudare – dijo ella.
- ¡Deja a mi novia en paz, ella no quiere estar contigo! – gritó alguien por detrás nuestra.

Nos giramos los dos a la vez, nos levantamos y los dos nos quedamos impactados. Los matones de antes estaban de nuevo aquí, junto a Elías. No sabía cómo se habían logrado separarse de ese suelo congelado.

- ¡¿Qué haces aquí Elías?! ¡Márchate! – dijo Britanny enfadada.
- ¿Cómo? ¿Sois pareja? – dije yo extrañado.
- Sí que lo somos – dijo Elías mientras agarraba a Brit y se la llevaba con él.
- No es verdad, no le creas. Nosotros ya lo dejamos – dijo ella.
- ¿Entonces fuisteis pareja? – dije yo.
- Si y nos queremos mucho – dijo Elías mientras que le daba besos a Brit, a lo que ella se negaba. Los demás matones se reían de verme sufrir.
- ¡Déjame, no me beses! ¡Qué asco me das! – gritó ella.
- ¡Para, no ves que ella no quiere estar contigo! – grité enfadado.

Empecé a girar las manos y el agua empezó a moverse. Se estaba creando una ola, no una ola común, una ola que crecía y crecía más y se iba colocándo encima de nosotros. Elías estaba tan asustado que Britanny logró soltarse y se vino conmigo.

- ¿Eso lo estás haciendo tú? – me susurró ella al oído.
- Esto era lo que te quería explicar pero que no podía contarte – le dije al oído.

Nos apartamos de esa gran ola y nos colocamos a un lado. Elías y sus matones seguían fijos en el mismo lugar que antes.

- ¿¡Qué!? ¿¡Qué es eso!? -  gritaban los matones.
- No le vuelvas a causar daños a Britanny – dije yo.

Mis manos dejaron de girar y la ola cayó sobre ellos, arrasando con ellos y toda la arena. Britanny cayó desmayada en mis brazos, supongo que sería por ver esa gran ola creada por mis manos y caer sobre esas personas.

Una brisa se movió alrededor mío que venía en dirección del paseo marítimo, apoyé a Britanny en la arena. Miré en dirección al paseo y a allí estaba, esa chica que me había estado acosando todo ese tiempo. La chica misteriosa nos estuvo observando durante toda la discusión y se echo a volar hacia mí. Se mantuvo levitando durante unos segundos. Es guapísima y su pelo rubio se mueve con el movimiento de sus brisas. Deja de flotar y aterriza en la arena. Sus ojos azules se quedaron fijos en mis ojos y no se me ocurrió nada que decir ya que solo me podía fijar en ella.

- Hola Nathan – dijo ella.

Conseguí volver en mí y me eché para atrás. No quería saber nada de ella. Sus manos se alzaron y crearon una fuerte brisa que chocaba contra mi espalda y que me impedía ir hacia atrás.

- Nathan eres muy fuerte, eres capaz de controlar el agua. Eres un Redam – dijo ella ilusionada.
- ¿Qué? ¿Qué es eso? – me quede dudoso y sin saber que decir.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Redams: capítulo 5

Acabo de salir de la casa de Britanny y ya está anocheciendo. Todas las calles están iluminadas por las farolas y hay un silencio sepulcral, no se escucha nada de nada. Voy bajando la calle mayor para llegar al paseo marítimo y volver a mi casa cuando me detengo a contemplar el atardecer, como se oculta el sol por el mar es precioso, lo mejor de este pueblo.

Estoy entrando por la puerta de mi casa cuando mis padres me llaman para ir a cenar. Se olía a tortilla de patatas recién hecha y me encanta. Antes de sentarme en la mesa voy al lavabo a lavarme las manos y me miro en el espejo. Parecía un zombi literalmente, ese golpe ha afectado a mi físico. Estoy pálido como la horchata y mis ojos azules celestes estaban caídos y sin brillo, las vendas me tapan mi pelo castaño con mechones rubios. Al abrir el grifo el agua empieza a salir normal pero cuando puse las manos en ella el agua empezó a hacerse más densa  y más densa, el agua empezó a flotar por todo el baño en forma de cilindro y viendo que no paraba cierro el grifo aunque aun así el agua seguía igual. Salgo del baño para decírselo a mis padres pero al pasar la puerta toda el agua cae al suelo, paso enfrente de mis padres y les saludo, cojo la fregona y voy al baño a recoger el agua. Cuando termino de hacerlo mis padres ya han terminado de cenar y están en el salón descansando. Me siento a cenar y en efecto la comida de esta noche es tortilla de patatas, estoy intentado no pensar en lo que ha ocurrido en el baño y cojo la botella de agua para echarme agua en el vaso pero de nuevo empieza a salir agua densa de la botella y viendo que caía en el vaso cierro la botella y me alejo de la mesa cayendo el agua en el vaso. Fuera lo que fuera lo que está pasando el culpable de que el agua cogiera esa forma era yo y solo yo. Ceno rápido, recojo los platos y me voy con mis padres para pasar un rato con ellos. Mis padres no saben nada del golpe y se me había olvidado decírselo así que me espera una bronca muy grande.

- ¡Hijo que te has hecho en la cabeza! ¿Es grave?- dice mi padre.
- Estoy bien, es que me he caído en educación física y la enfermera ha dicho que esto era lo mejor- digo yo.
- Pero eso no puede ser verdad te llevaremos al médico para estar más seguro- dice mi madre.
- De verdad que no hace falta me encuentro bien- digo yo.
- Hijo haremos lo que tú nos digas pero si te encuentras mal dínoslo que te llevamos al médico- dice mi madre.
- Sí claro yo os lo digo. Mama, papa nunca me habéis hablado de cómo me adoptasteis- digo yo cambiando de tema.
- Que importa eso ahora, tú eres nuestro hijo y nosotros tus padres- dice mi padre.
- Lo sé papa pero quiero saber de dónde procedo, como es mi familia de sangre, cosas así- digo yo
- Hijo siento decirte esto pero es que nosotros no podemos ayudarte no lo sabemos de verdad- dice mi madre.

Me levanto del sofá mientras que les contesto con desgana:

- Muchas gracias padres, me voy a la cama que ya es tarde.

Subo las escaleras rápido y fuerte para que mis padres sepan que me ido a la cama, abro la puerta de mi habitación y la cierro de un portazo. Bajo las escaleras cuidadosamente y me detengo en el primer escalón, asomo mi cabeza un poco y oigo hablar a mis padres sobre mi pasado.

- Como le vamos a decir a Nathan de donde procede si ni siquiera lo sabemos nosotros- dice mi madre.
- Además el lugar donde lo encontramos no es muy normal- dice mi padre.
- Solo queremos que no sufra por sus antepasados- dice mi madre.

A que se referían mis padres cuando han dicho “el lugar donde me encontraron”, solo deseaba seguir escuchando pero no fue el caso mis padres se quedaron en silencio y siguieron viendo la televisión. Subo las escaleras abro la puerta con cuidado y me meto en la cama deseando que este día se aleje.
A la mañana siguiente suena el despertador me despierto rápido y voy al baño para ver cómo va mi herida. Me quito las vendas des enrollándolas de la cabeza y me tengo que poner de lado para poder verla.

- Esto no está ocurriendo, la herida casi ha desaparecido. ¡Cómo puede ser!- digo yo eufórico.

La herida no se nota y ya no me duela la cabeza. Abro el armario de la habitación y cojo lo primero que pillo: unos vaqueros cortos y una camiseta de Billabong azul. Me visto y hago la cama. Bajo a la cocina y desayuno, saludo de forma natural a mis padres cuando bajan las escaleras para desayunar, agarro mi mochila y salgo de la casa.

Cuando cierro la puerta de mi casa veo a Britanny esperando en la puerta de afuera de mi casa. Estaba preciosa a pesar de haberse levantado hace poco y su pelo brillaba gracias a los rayos de luz de la mañana.

- ¡Buenos días princesa! Jajaja- le saludo yo entre risas.
- No te rías de mí por ser rica que yo nunca lo he querido- dice ella.

Me mira de re ojo pero no aguanta la risa y empezamos a reírnos a la vez.

- ¿Qué haces aquí Britanny?- pregunto yo.
- Ya te has olvidado de lo que te dije ayer, te dije que no me iba a separar de ti hasta que te pusieras bien- contesta ella.
- Se me había olvidado ya perdona- digo yo.
- Que memoria tienes de verdad- dice ella. Mientras le guiño un ojo.

Comenzamos a andar hacia el instituto por el paseo marítimo y seguimos hablando:

- Seguramente te has fijado en que ya no llevo las vendas y la razón es que ya no tengo herida solo unas marcas pequeñas que ni se notan- le digo yo.
- Si me había fijado pero nunca habría pensado esa razón- dice mientras se mueve detrás de mí y se fija en la herida- es cierto ya no existe ¿cómo puede ser?- me pregunta intrigada.
- No lo sé la verdad, se lo mismo que tu. Me he levantado con la herida curada- digo yo.

Llegamos al instituto y entramos a nuestra primera clase y no se podía empezar peor que con Filosofía. No me gustaba nada esa asignatura ya sea por la materia o por el horario en la que lo damos. Me siento en la mesa cerca de la ventana y me quedo mirando el amanecer del sol que empieza a asomar del mar. Eran unas vistas tan maravillosas que solo he podido quedarme mirándolo. Empieza a sonar una alarma, primero da un silbido, segundo silbido y otro más cuando todo el mundo comienza a levantarse y a ponerse en fila. Britanny se acerca a mí y me dice que me levante que es un simulacro de incendio.

- Nunca he leído los panfletos que nos dan a comenzar el insti por eso ni sabía que iba a pasar esto- pienso yo.

A continuación le tocaba salir a nuestra fila pero el instituto parecía un caos así que salimos cuando podemos. Britanny y yo vamos juntos en la fila para no perdernos pero con todo el caos que hay en el patio la pierdo de vista y solo veo cabezas. Parece que distingo unas californianas rubias y me acerco a ella pero me he equivocado de persona, comienzo a sentir una ráfaga de aire en mis pies y me asusto. Comienzo a correr hacia el exterior del patio y recuerdo la piscina climatizada, seguro que no hay nadie y en efecto no me equivocaba ninguno de los alumnos había llegado hasta allí. De nuevo empiezo a sentir una fuerte ráfaga de aire pero esta vez no es hacia mi si no hacia la puerta de la piscina que hace que se habrá de par en par. Me acerco para cerrar las puertas pero algo me empuja hacia adelante y me quedo totalmente inmóvil por lo que estoy viendo. Todo el suelo está manchado y sobre la piscina hay unas letras hechas con hojas en las que pone “Eres un elegido”. Britanny entra por la puerta de la piscina hablando como si estuviera buscando algo.

- ¡Nathan! ¡Estás bien! Te he visto de camino a la piscina y te he seguido- dice ella. Espero unos segundos para oír la respuesta pero nunca la recibió. Al ver que no digo nada se acerca a mi lado y se queda alucinando viendo lo que está escrito en la piscina. ¡Nathan que mierda es esto, porque te ponen esto en una piscina!- grita ella.
- No lo sé- respondo yo dudoso.